Turno para el resumen de «El Árbol de la Ciencia», de Pío Baroja. Nuestros resúmenes siempre tienen la misma estructura, pero por si eres nuevo, en este artículo encontrarás un resumen general, un resumen por capítulos del Árbol de la Ciencia, análisis de personajes y finalmente un comentario de texto. Si prefieres descargar alguna parte del artículo o todo el contenido en PDF, aquí tienes los enlaces:
ÍNDICE
- 1 Árbol de la Ciencia: resumen general
- 2 El Árbol de la Ciencia: resumen por capítulos
- 2.1 Primera parte: La vida de un estudiante en Madrid
- 2.1.1 I. Andrés Hurtado comienza la carrera
- 2.1.2 II. Los estudiantes
- 2.1.3 III. Andrés Hurtado y su familia
- 2.1.4 IV. En el aislamiento
- 2.1.5 V. El rincón de Andrés
- 2.1.6 VI. La sala de disección
- 2.1.7 VII. Aracil y Montaner
- 2.1.8 VIII. Una fórmula de la vida
- 2.1.9 IX. Un rezagado
- 2.1.10 X. Paso por San Juan de Dios
- 2.1.11 XI. De alumno interno
- 2.2 Segunda parte: Las carnarias
- 2.3 Tercera parte: Tristezas y dolores
- 2.4 Cuarta parte: Inquisiciones
- 2.5 Quinta parte: La experiencia en el pueblo
- 2.6 Sexta parte: La experiencia en Madrid
- 2.7 Séptima parte: La experiencia del hijo
- 2.1 Primera parte: La vida de un estudiante en Madrid
- 3 Análisis de personajes del Árbol de la Ciencia
- 4 Comentario de texto: El Árbol de la Ciencia
- 5 Texto y obra
Árbol de la Ciencia: resumen general
Primera parte: Los descubridores
La novela comienza con la presentación de Andrés Hurtado, un joven estudiante de medicina en Madrid procedente de una familia acomodada, aunque arruinada, de Vizcaya. Andrés es un joven solitario, pesimista e intelectual que cuestiona constantemente la realidad y siente una gran insatisfacción existencial y un hastío por la vida burguesa. En la universidad conoce a varios compañeros como su amigo Íñigo de Iturrioz, un vago aristócrata aficionado a la filosofía; a Fermín Ibarra, un estudiante enfermizo de ingeniería; a Montaner, Aracil y otros con los que mantiene una relación distante. También conoce a varios profesores pintorescos como el doctor Mendoza, Tomás Alvargonzález y el doctor Miquis. Andrés pasa sus días estudiando poco, divagando por las calles de Madrid, frecuentando cafés y tabernas, discutiendo temas filosóficos con Iturrioz y visitando a una mujer llamada Lulú, de dudosa reputación, con la que mantiene una relación ambigua. Siente un profundo desprecio por la sociedad burguesa hipócrita y falsa que le rodea. Su pesimismo vital, su espíritu crítico y su inconformismo le hacen sentirse un inadaptado y un solitario.
Segunda parte: Los viajeros
Andrés termina la carrera de medicina y decide marcharse de Madrid para ejercer como médico rural. Llega a un pueblo manchego llamado Alcolea del Campo. Allí entra en contacto con personajes pintorescos como el doctor Sánchez, médico avaro y envidioso; el secretario del Ayuntamiento, hombre presuntuoso; o el hidalgo don Blas Carreño, extravagante y amante de las letras antiguas. La vida pacata y rutinaria en el pueblo resulta insoportable para el inquieto e inconformista Andrés. Detesta las rígidas costumbres

morales, la hipocresía, la resignación y el ambiente cerrado y asfixiante. Choca constantemente con el doctor Sánchez, que le declara la guerra y trata de perjudicarle. También se gana la antipatía de muchos del pueblo por sus ideas progresistas y su afán de ayudar a los más desfavorecidos. Andrés siente una profunda frustración en el ejercicio de la medicina y con los pacientes rudos e incultos. Cree que los tratamientos que aplica son inútiles y que no sirven para nada. El roce constante con la miseria, la ignorancia, la envidia y la doble moral de la gente del pueblo solo sirve para acrecentar su pesimismo antropológico.
Tercera parte: Tristezas y dolores
Andrés recibe la trágica noticia de que su hermano pequeño Luisito, al que quiere como a un hijo, está enfermo de tuberculosis. Decide viajar rápidamente a Valencia para buscar una casa en el campo donde el aire puro pueda ayudar a la recuperación del niño. Allí pasan varios meses y el pequeño Luisito mejora en el ambiente rural. Pero luego el niño enferma de una aguda meningitis tuberculosa y muere en pocos días sin que Andrés pueda despedirse de él. La repentina muerte de Luisito suma a Andrés en una profunda tristeza y desazón. De vuelta en Madrid, termina los estudios del doctorado sumido en la apatía.
Cuarta parte: Inquisiciones
Ya de vuelta en Madrid, Andrés visita con mucha frecuencia a su tío Íñigo de Iturrioz y mantienen largas conversaciones sobre cuestiones filosóficas. Andrés expone sus ideas pesimistas sobre la existencia humana y la imposibilidad de alcanzar verdades absolutas. También explica su admiración por filósofos racionalistas como Kant y Schopenhauer, que destruyeron las ingenuas certezas metafísicas tradicionales sobre Dios, el libre albedrío y la realidad absoluta. Andrés cree que estos filósofos dejaron al hombre ante un mundo inhóspito, ciego y sin sentido trascendente.
Quinta parte: La experiencia en el pueblo
Andrés consigue una nueva plaza de médico titular en otro pueblo manchego llamado Alcolea del Campo. Allí vuelve a chocar con las hipócritas costumbres del mundo rural. Detesta la doble moral, las injusticias sociales y la explotación de los pobres. Mantiene continuos roces con el avaro doctor Sánchez. Andrés intenta denunciar las injusticias y ayudar a los más desfavorecidos, lo que sólo sirve para granjearle más antipatías entre los ricos e influyentes del pueblo. Siente un profundo asco por la resignación, la ignorancia y la pasividad de los campesinos. Conoce a personajes como el siniestro prendero Garrota, acusado de matar a su mujer, o al poeta fracasado Rafael Villasús, que muere en la miseria absoluta. Estas experiencias sólo sirven para reafirmar su pesimismo sobre la condición humana.
Sexta parte: La experiencia en Madrid
Al límite de sus fuerzas, Andrés abandona finalmente Alcolea y regresa a Madrid. Allí consigue un trabajo como médico higienista encargado de reconocer a las prostitutas en el triste registro policial. Este sórdido empleo le resulta insoportable y sólo sirve para aumentar su amargura y misantropía. Sigue frecuentando a su amiga Lulú, ahora con una tienda de ropa, donde encuentra un poco de sosiego. Se reencuentra con antiguos compañeros como Julio Aracil o Fermín Ibarra y comprueba sus fracasos. Un día, Andrés se da cuenta de que se ha enamorado perdidamente de Lulú y finalmente se declara, iniciando una relación.
Séptima parte: La experiencia del hijo
Andrés deja su odiado trabajo como médico higienista y consigue uno nuevo traduciendo tratados médicos, una ocupación mucho más afín a él. Se casa con Lulú y alquilan una modesta casa en Madrid donde viven apaciblemente. Andrés se muestra muy feliz y enamorado. Pero la tranquilidad se rompe cuando Lulú queda embarazada, para enorme preocupación de Andrés, que teme engendrar un hijo enfermizo debido a su mala salud. Los miedos de Andrés se cumplen cuando Lulú sufre un agonizante parto del que nace un niño muerto. Ella no logra recuperarse y también muere pocos días después. Destrozado, Andrés se suicida envenenándose, incapaz de soportar la pérdida de su amada esposa Lulú. La novela termina trágicamente con la muerte de Andrés Hurtado, un espíritu atormentado e inconformista víctima finalmente de la crudeza e injusticia de la vida.
El Árbol de la Ciencia: resumen por capítulos
Primera parte: La vida de un estudiante en Madrid
I. Andrés Hurtado comienza la carrera
Andrés comienza la carrera de medicina en Madrid. Es octubre y acude ilusionado a su primera clase de química general en la antigua capilla del Instituto San Isidro, convertida en aula. Allí conoce a sus compañeros Aracil y Montaner. La clase es un caos, los estudiantes charlan, fuman e insultan al viejo catedrático cuando hace experimentos vistosos. Andrés queda sorprendido por la falta de disciplina y el ambiente decadente. El catedrático es un hombre presuntuoso y ridículo, con ademanes amanerados adquiridos en Francia. Hace experimentos llamativos para que le aplaudan como a un histrión. Los estudiantes más irreverentes llegan a rebuznar o dar nombres falsos cuando les pregunta quiénes son. Todo esto resulta chocante para Andrés, que esperaba encontrar una enseñanza seria y rigurosa. En las otras clases de zoología y botánica en la Universidad Central ocurre algo similar. Andrés queda decepcionado con el sistema de enseñanza y la actitud de profesores y alumnos.
II. Los estudiantes
Se describe la mentalidad romántica y fantasiosa que aún impera entre los estudiantes madrileños a finales del siglo XIX. Llegan ilusionados desde provincias soñando con vivir aventuras amorosas y divertirse como Don Juan Tenorio. Se critica la falsa atmósfera de optimismo y grandiosidad que existe en Madrid sobre la realidad del país. Persiste la ilusión de la supremacía española mientras el resto de Europa avanza. Esto causa un ambiente decadente de inmovilidad y falta de progreso. Los viejos catedráticos contribuyen al inmovilismo con sus métodos arcaicos. La influencia de ideas modernas europeas es escasa y la prensa da una visión distorsionada de España. Como resultado, los estudiantes siguen anclados en fantasías románticas ajenas al mundo real.
III. Andrés Hurtado y su familia
Andrés vive con su familia numerosa de clase media-alta en una casa grande de la calle Atocha. Su padre, don Pedro Hurtado, es egoísta, arbitrario y déspota. Rige la casa de forma despótica pero arbitraria, gastando en caprichos mientras otros pasan necesidades. Don Pedro siente predilección por sus hijos mayores, Alejandro y Luisito, y una animadversión casi irracional hacia Andrés, con quien discute constantemente por sus ideas enfrentadas sobre política y sociedad. Hay una profunda incompatibilidad entre ellos. Andrés echa de menos el cariño de su madre fallecida. Su hermana Margarita, la voz de la razón en la familia, intenta mediar en los conflictos. El hermano mediano Pedro es indiferente y bohemio. Alejandro es un vividor que malgasta el dinero de su padre.
IV. En el aislamiento
Andrés se muda a un cuartucho solitario y misterioso en el ático para independizarse, lejos de su familia. Allí lee novelas, estudia, dibuja y fantasea mirando por la ventana la vida en los patios traseros. Se siente solo y melancólico tras la muerte de su madre y la falta de afecto paterno. No encaja con su familia ni en la universidad. Anhela encontrar una orientación para su vida a través de la literatura y el conocimiento. Su soledad le hace fantasear constantemente.
V. El rincón de Andrés
La familia de Andrés vive en una casa grande con pintorescos inquilinos de variada condición social. Don Pedro la administra para un marqués amigo suyo, lo que indigna a Andrés por su actitud servil. Don Pedro muestra simpatía solo por la gente marginal como dos ex-bailarinas amantes de un senador o timadores como su hijo Alejandro. En cambio, desprecia a los pobres honrados. Esto refleja su moral elitista y snob que exalta la riqueza sobre la virtud. Andrés se avergüenza del comportamiento de su padre. Las constantes discusiones por estas divergencias ideológicas acrecientan la tensión familiar. Andrés se refugia en sus libros en busca de modelos vitales alternativos.
VI. La sala de disección
Andrés frecuenta cafés y tabernas peligrosas para vencer sus miedos imaginarios de joven burgués. También visita los domingos a su amigo Fermín, estudiante enfermizo de ingeniería que le habla de sus inventos. Estas excursiones por ambientes marginales no logran mitigar su melancolía vital ni su sensación de soledad. Tampoco conecta con los wagnerianos amigos de Fermín, que le parecen pedantes. Busca desesperadamente experiencias intelectuales o vitales que den sentido a su existencia.
VII. Aracil y Montaner
Aracil, Montaner y Hurtado concluyen su primer curso de Anatomía. Aracil se va a Galicia, donde su padre trabaja, Montaner se retira a un pueblo en la Sierra, y Andrés se queda solo en Madrid durante el verano. Hurtado pasa sus días en el Retiro con amigos y dedica sus tardes y noches a leer novelas y folletines. Sin embargo, el exceso de literatura de crímenes y aventuras finalmente lo aburre.
El nuevo curso de Fisiología no resulta tan interesante como esperaba, ya que el libro de texto es confuso y el catedrático carece de entusiasmo. Andrés se da cuenta de que la Fisiología parece una materia estúpida y desordenada. Durante este curso, se acerca a Julio Aracil, un compañero más mayor que, a pesar de su aparente simpatía, es egoísta y busca explotar a otros. Julio tiene una fuerte obsesión por el dinero y las riquezas, y le atraen las debilidades humanas. A pesar de sus críticas hacia Julio, Montaner y Hurtado siempre terminan reuniéndose con él cuando regresa a Madrid.
VIII. Una fórmula de la vida
En este capítulo, los estudiantes, incluido Andrés Hurtado, muestran interés en la clase de don José de Letamendi, un hombre considerado un genio en San Carlos. Letamendi se presenta como un personaje peculiar, con un enfoque en aplicar las Matemáticas a la Biología. Andrés inicialmente se entusiasma con las ideas de Letamendi, pero cuando intenta compartirlas con otros estudiantes, se enfrenta a críticas y objeciones que lo hacen dudar de la validez de estas teorías. Finalmente, Andrés decide explorar la filosofía leyendo a autores como Kant y Schopenhauer en busca de una verdad espiritual y práctica, desilusionándose con las tendencias actuales en la filosofía.
IX. Un rezagado
Luisito, el hermano menor de Andrés, se enferma de fiebre tifoidea, lo que preocupa mucho a Andrés. El médico indica que no hay tratamiento específico y que solo se debe bañar y alimentar al enfermo. Durante la enfermedad, Andrés desarrolla una gran admiración por su hermana Margarita, quien cuida a Luisito sin temor al contagio. Después de un mes, la fiebre de Luisito desaparece, pero queda debilitado. Andrés se hace amigo de un estudiante rezagado llamado Antonio Lamela, quien le confía sus complicados amores con una mujer de la alta sociedad. Lamela es un hombre romántico pero con tendencias prácticas, y cree en el amor y en Dios. A pesar de la fealdad de su amada, él la considera hermosa. La relación entre Andrés y Lamela se basa en la mutua admiración por ser diferentes al resto de los estudiantes.
X. Paso por San Juan de Dios
Andrés Hurtado continúa avanzando en su carrera de manera mediocre. Junto con sus amigos Julio Aracil y Montaner, asiste a cursos sobre enfermedades venéreas en un hospital. Sin embargo, la experiencia en el hospital lo deprime profundamente, ya que observa la miseria y el abandono de las enfermas. También se encuentra con un médico cruel que maltrata a las pacientes sin motivo aparente. A pesar de su exaltación humanitaria, las influencias de sus amigos, como Julio, que se burla de sus ideas exageradas, y la lectura de Schopenhauer, que lo lleva hacia la no acción, frenan sus impulsos. Andrés se debate entre el sentimentalismo social y la desconfianza en la política. En última instancia, su mente se sumerge en la inacción y el pesimismo.
XI. De alumno interno
Aracil, Montaner y Hurtado deciden presentarse a los exámenes de internos en el Hospital General. Hurtado obtiene una recomendación de su tío, pero su interés por la medicina es escaso. Tras aprobar el examen, Aracil y Hurtado se convierten en libretistas del hospital y luego ascienden a internos de clase superior. Andrés se interesa más por los aspectos psicológicos de los enfermos que por las enfermedades en sí. Observa la inmoralidad dentro del hospital y se hace amigo de las hermanas de la Caridad. Encuentra el diario de una monja fallecida que lo conmueve. También se topa con el hermano Juan, un hombre misterioso que cuida a los enfermos contagiosos y que provoca sensaciones encontradas en Andrés.
Segunda parte: Las carnarias
I. Las minglanillas
Aracil se hace muy amigo de Andrés y le involucra en sus correrías mundanas. Le convence para ir a casa de unas jóvenes pobres apodadas las Minglanillas, cuyo favor pretende. Andrés visita la sórdida casa de las muchachas junto a Aracil. Allí conoce a la menor, Lulú, una joven inteligente pero cínica, y a su hermana Niní. Su madre, doña Leonarda, es una mujer amargada que evoca un pasado esplendoroso. Andrés queda impresionado por la mordacidad e ingenio de Lulú. Intuye la infelicidad que se oculta tras su fachada cínica. Le indigna que Aracil corteje a Niní solo por interés y tenga intención de abandonarla luego. Presiente el drama familiar que se avecina.
II. Una cachupinada
En carnaval, Aracil y Andrés van a una humilde fiesta casera en casa de las Minglanillas. Allí conocen a la alcahueta doña Virginia y a varios personajes pintorescos y turbios. Luego se presentan en casa del autor dramático Rafael Villasús y sus hijas actrices de vida alegre. Los amigos de Aracil se burlan cruelmente de la ingenuidad del padre ante la evidente inmoralidad. Andrés queda perplejo ante tanta falsedad e hipocresía.
III. Las moscas
Andrés sale impactado al ver el comportamiento inmoral e hipócrita de doña Virginia, Casares y los demás en la fiesta. Le indigna la crueldad y falta de piedad. Reflexiona sobre la maldad y egoísmo en las relaciones humanas. Entretanto Lulú sigue trabajando duramente como costurera, resignada a su triste destino. Andrés admira su entereza y su talento desperdiciado mientras la burguesía disfruta.
IV. Lulú
Andrés y Lulú entablan una sincera amistad. Ella le cuenta sobre su dura infancia obrera, plagada de privaciones materiales y afectivas. Revela una gran inteligencia, pero está desengañada de todo. Trabaja incansablemente como costurera para mantener a su familia. Sueña con escapar de su entorno, pero carece de oportunidades. Andrés se compadece de su situación y trata de apoyarla intelectual y anímicamente.
V. Más de Lulú
Andrés acompaña a pasear a Lulú y su madre al parque los domingos. Allí conversan largamente sobre la vida. Lulú expone sus ideas pesimistas con gran lucidez. Cuenta sus recuerdos infantiles y extrañas manías psicológicas. Lulú muestra una obsesión por la muerte joven como vía de escape. Andrés trata de hacerla ver otras perspectivas, pero choca con su determinismo social. Admite para sí mismo que Lulú es una mujer excepcional condenada a una vida gris. Capítulo VI: El vividor Manolo el Chafandín intenta intimidar a Lulú por haberle insultado en una discusión. Andrés encara al chulo y le hace huir cobardemente de la casa, ganándose el aprecio de Lulú. Andrés detesta a tipos como el Chafandín que maltratan a los débiles. El incidente refuerza su amistad con Lulú al defenderla. Andrés gana confianza para imponerse ante abusones como el Chafandín.
VI. Manolo el Chafandín
Lulú se enfrenta verbalmente con la hija de su amiga Venancia, quien vive a costa de su madre y su yerno Manolo el Chafandín. La discusión con la familia de Manolo provoca un conflicto y la visita amenazadora de este hombre. Andrés y Julio se involucran en la situación para mediar. Finalmente, Manolo el Chafandín se retira después de una breve confrontación con Andrés. Lulú queda nerviosa pero agradecida por el apoyo de sus amigos.
VII. Historia de la Venancia
Lulú presenta a Andrés a la planchadora Venancia, una mujer que relata escabrosas historias sobre sus antiguos amos aristócratas. Le impresiona su resignación y extraña filosofía. La Venancia cuenta con naturalidad episodios escandalosos sobre la doble moral y comportamientos inmorales de la aristocracia. Andrés se indigna con esta visión de la hipocresía de las clases dominantes.
VIII. Otros tipos de la casa
Se describen varios personajes pintorescos y marginales que viven en la misma casa que Lulú, como el Maestrín, don Cleto, el siniestro Chuleta o el avaro prestamista don Martín. Cada uno aporta una visión distinta de la sociedad desde los estratos más bajos. Andrés analiza sus peculiaridades y se sorprende de la gran variedad humana que coexiste en un espacio reducido.
IX. La crueldad universal
Andrés comenta estas vidas con su tío Iturrioz, que expone su visión pesimista de la existencia humana como una cruel y despiadada lucha por la supervivencia. Esto deja perplejo a Andrés. Iturrioz opina que es inútil indignarse por la injusticia y la maldad. Cree que lo único sensato es aceptar la realidad y restringir la acción justiciera a un ámbito limitado. Sus ideas entran en conflicto con los ideales humanitarios de Andrés.
Tercera parte: Tristezas y dolores
Andrés recibe la noticia de que su hermano pequeño Luisito está escupiendo sangre. Teme que tenga tuberculosis. Reconoce al niño y no encuentra síntomas graves, solo una ligera fiebre. Analiza la sangre en el laboratorio y el resultado es tranquilizador. Aun así, Andrés sigue preocupado porque sospecha que puede ser una tuberculosis incipiente. Decide llevar al niño a Valencia para que respire aire puro junto al mar. En Navidad viaja para buscar una casa apropiada en un pueblo cerca de Valencia. Encuentra una casa ideal con un huerto abandonado. La alquila y avisa a su familia para que se trasladen allí con Luisito.
II. Vida infantil
Margarita, Luisito y el padre de Andrés se instalan en la casa de Valencia. Luisito mejora con el buen clima. Andrés se encarga de cuidarle, llevándole a pasear, haciéndole tomar el sol y baños fríos. Juega con otros niños del pueblo. Andrés insiste en que Luisito haga una vida al aire libre, pero el niño prefiere leer y es de carácter fantasioso e imaginativo. Andrés teme que esta tendencia intelectual no le fortalezca físicamente. Pasan así varios meses hasta que Luisito se ve completamente recuperado.
III. La casa antigua
Ante la mejoría de Luisito, el padre de Andrés sugiere volver a Madrid. Andrés se opone porque cree que el niño aún no está curado. Unos parientes solterones que viven en Valencia se ofrecen a hospedarlos en su antigua y lúgubre casa. Andrés accede a que pasen allí una temporada. Ya instalados, Luisito deja de seguir las recomendaciones de Andrés sobre higiene y ejercicio porque sus tíos le consienten. Andrés discute con la criada, que no ventila las habitaciones. La vida monótona en la tétrica casa resulta insoportable para él. Andrés pasa el tiempo paseando por la azotea, contemplando la ciudad.
IV. Aburrimiento
Andrés se aburre profundamente en la casa de sus parientes en Valencia. Estudia para ocupar el tiempo, pero la rutina le exaspera. Sale poco a la calle. Por las noches vagabundea por las solitarias calles. La quietud de la ciudad bajo la luz de la luna le llena de melancolía. Fantasea sobre la vida de los habitantes del barrio antiguo. La contemplación nocturna del cielo estrellado le perturba y le provoca pensamientos profundos sobre la inmensidad del universo y la fugacidad de la vida humana. Su tío Iturrioz cree que tanta elucubración metafísica puede volverle loco.
V. Desde lejos
Andrés decide volver a Madrid para examinarse del doctorado, dejando a Luisito aparentemente recuperado en Valencia. Una vez en Madrid recibe la terrible noticia de que Luisito ha muerto repentinamente de una meningitis tuberculosa. Al no haber estado junto a él en sus últimos momentos, Andrés no puede evitar sentir cierta indiferencia ante la muerte del niño. Se debate entre si debe simular un dolor que no siente realmente. Al imaginar los sufrimientos de Luisito en sus últimos días, la tristeza le embarga finalmente.
Cuarta parte: Inquisiciones
I. Plan filosófico
De regreso en Madrid, Andrés continúa sus conversaciones filosóficas con su tío Iturrioz. Le expone sus ideas pesimistas sobre la existencia humana y su búsqueda de una filosofía que explique el origen del universo y la vida. Admite que Kant y Schopenhauer destruyeron las ingenuas certezas tradicionales pero no ofrecieron nada a cambio. Iturrioz critica la estéril metafísica alemana y le recomienda leer a los empiristas ingleses, más prácticos y cercanos a la realidad. Andrés rechaza a los ingleses por ser pensadores poco ágiles frente a la profundidad de los alemanes. Cree que la ciencia puede explicarlo todo, pero Iturrioz lo duda.
II. Realidad de las cosas
Andrés debate con Iturrioz sobre la realidad del mundo exterior. Cree que solo conocemos la parte del mundo que nuestros sentidos alcanzan a percibir, y que nuestra imagen del mundo es una elaboración subjetiva de nuestra mente. Por ello no podemos estar seguros de que el mundo exista realmente tal y como lo percibimos. Iturrioz se muestra escéptico sobre esta visión excesivamente subjetiva e idealista. Opina que la ciencia se basa en la confianza en nuestros sentidos y en las regularidades observadas. El conocimiento no es perfecto, pero podemos confiar en él para actuar. La duda universal no lleva a ninguna parte.
III. El árbol de la ciencia y el árbol de la vida
Iturrioz compara la búsqueda intelectual de Andrés con la historia bíblica del árbol de la ciencia, que trae la muerte porque el hombre no está preparado para ella. Defiende que para vivir es mejor la ignorancia y la fe que el exceso de lucidez. Andrés replica que la ciencia es el único camino firme de la humanidad, aunque reconoce que puede resultar estéril para la vida. Cree que Kant y Schopenhauer destruyeron las ramas del árbol de la vida que ahogaban al árbol de la ciencia, dejando solo este último camino como válido.
IV. Disociación
Andrés expone su deseo de llevar al análisis y la crítica todas las ideas para intentar mejorar la sociedad. Iturrioz advierte del peligro de destruir todos los mitos que sostienen la vida, ya que el hombre necesita creencias que den sentido a su existencia. Andrés replica que, así como los científicos analizan la materia en sus elementos, él quiere descomponer las ideas para hallar nuevos enfoques. Cree que muchos males sociales derivan de la impostura semítica y sus mitos. Iturrioz duda que del análisis surja algo mejor y teme que esa crítica excesiva debilite la vida.
V. La compañía del hombre
Iturrioz y Andrés discuten sobre cómo la claridad y la falta de misterio en la vida moderna han hecho que esta sea vulgar. Iturrioz expone su idea de afirmar las propias ideas y locuras, mientras Andrés bromea sobre la idea de afirmar ideas hasta creerse loros de cola roja. Iturrioz propone la idea de fundar una compañía llamada «La Compañía del Hombre» para enseñar valores y eliminar tendencias negativas. Andrés considera marcharse y promete mantener a Iturrioz informado sobre su experiencia. Finalmente, la conversación se detiene y la noche cae, con descripciones de la naturaleza y la iluminación de las casas.
Quinta parte: La experiencia en el pueblo
I. De viaje
Andrés consigue una plaza de médico titular en el pueblo manchego de Alcolea del Campo. Viaja en tren en tercera clase y duerme incómodo, pensando en las sorpresas que le esperan. Al amanecer llega a una estación próxima y toma una tartana que le lleva a Alcolea. Se instala en la fonda y come con unos viajantes de comercio. Sale a conocer el pueblo con el secretario del Ayuntamiento. Desde una colina contempla extasiado la inmensidad de Alcolea y sus paredes encaladas. Por la noche el pueblo dormido y solitario bajo la luna le produce una extraña impresión.
II. Llegada al pueblo
Andrés visita al otro médico de Alcolea, el doctor Sánchez, un tipo avaro y sin escrúpulos. Sánchez desconfía de él y teme que le quite clientes. Andrés también conoce al hidalgo don Blas Carreño, extravagante y anclado en el Siglo de Oro. La rutina diaria del pueblo resulta insoportable para Andrés. Echa de menos árboles y vegetación. El calor sofocante y la comida pesada a base de carne le producen malestar. Decide dejar la fonda e instalarse en una casa con patio para poder bañarse.
III. Primeras dificultades
La relación con el doctor Sánchez se vuelve insostenible. Sánchez, receloso, acusa a Andrés de querer perjudicarle cuando atiende a uno de sus pacientes en una urgencia. Andrés gana fama en el pueblo por sus conocimientos tras salvar a la hija moribunda de un molinero. Esto aviva los celos de Sánchez, que inicia una campaña contra Andrés calumniando su preparación médica. Andrés evita intervenir en casos graves para no cometer errores. Aplica tratamientos suaves, conscientes de sus limitados conocimientos, lo que aumenta su prestigio entre los pacientes.
IV. La hostilidad médica
Sánchez declara abiertamente la guerra a Andrés, a quien ve como un peligroso rival. En el pueblo se forma bando a favor de cada médico. La disputa estalla cuando la mujer del prendero Garrota aparece muerta tras caer por una ventana. Sánchez acusa sin pruebas a Garrota de haberla tirado, pero Andrés demuestra con una autopsia que la mujer se suicidó y logra que el juez absuelva al prendero. Este triunfo de la verdad acrecienta la animadversión del pueblo y de Sánchez contra Andrés.
V. Alcolea del Campo
Andrés detesta la hipocresía y la falta de cohesión social de Alcolea. Critica la sumisión de los pobres y la connivencia de las autoridades con los caciques locales que explotan al pueblo. La gente vive recluida en sus casas guardando las apariencias. Andrés simpatiza con los republicanos del lugar, pero cree que si llegan al poder serían caciques como los otros. La ruina económica de Alcolea se debe a la incapacidad de sus habitantes para asociarse en defensa de sus intereses. Piensa que solo una revolución podría cambiar esta pasividad.
VI. Tipos de casino
Para entretenerse, Andrés frecuenta el casino, donde conoce a pintorescos personajes. Entabla amistad con el hidalgo don Blas Carreño, extravagante y anclado en el Siglo de Oro. También traba amistad con el organista, que imita el lenguaje ampuloso de don Blas. No soporta al pedante hijo del usurero del pueblo, que desprecia arrogándose una superior ironía. Evita discutir con este fatuo que cree que la filosofía son juegos verbales para demostrar ingenio. Los diálogos con don Blas, aunque viven en mundos diferentes, resultan amenos para Andrés.
VII. Sexualidad y pornografía
Andrés descubre que en la paupérrima vida sexual de Alcolea paradójicamente abundan las novelas pornográficas, mientras que en lugares más liberales como Inglaterra se prohiben. Atribuye esta paradoja a un mecanismo de compensación. La carencia real de pasiones se compensa con una pornografía fantaseada. El mismo fenómeno sucede con la idea del honor, que en la hipócrita Alcolea adquiere un cariz desproporcionado. Andrés lo considera otro residuo del fanatismo religioso heredado de moros y judíos.
VIII. El dilema
La soledad y las malas condiciones de vida pasan factura a Andrés, que enferma de reumatismo. Cree que el celibato le perjudica, pero se debate entre buscar una mujer del lugar o frecuentar prostitutas. Ninguna opción le satisface. Opta por un régimen ascético de higiene, ejercicio y dieta vegetariana, lo que mejora su salud. Alcanza cierto equilibrio interior, pero teme que la calma no durará. Sigue ansiando marcharse de Alcolea, inconformista en medio de la grey conservadora. Su aislamiento cada vez es mayor.
IX. La mujer del tío Garrota
Andrés es llamado para atender a la moribunda mujer del prendero Garrota. Confirma que está en estado crítico. El juez interroga a la mujer y ella parece acusar a Garrota de intentar matarla. Andrés determina que en realidad sufre una afasia producto de las lesiones. Se practica la autopsia del cadáver y Sánchez emite un informe acusando a Garrota del crimen. Pero Andrés demuestra que las heridas son autoinfligidas y que la mujer se suicidó lanzándose por la ventana en un rapto de locura. El juez, convencido por Andrés, deja en libertad a Garrota.
X. Despedida
El pueblo, que pedía castigo para Garrota, no perdona que Andrés desbaratara sus prejuicios. Crecen las muestras de hostilidad contra él, que se siente cada vez más despreciado e incomprendido. Decide marcharse para siempre de Alcolea, rechazado una vez más por su afán de justicia. Andrés se despide de sus pocos amigos como don Blas Carreño y el juez. Tiene un violento altercado con el doctor Sánchez, a quien recrimina su mezquindad. Luego regresa a Madrid, aliviado por abandonar el ambiente asfixiante del pueblo que tan infeliz le ha hecho.
Sexta parte: La experiencia en Madrid
I. Comentario a lo pasado
De vuelta en Madrid, Andrés se entera con estupor del inicio de la guerra con Estados Unidos por Cuba y Filipinas. Lee con indignación la grandilocuencia patriotera de la prensa, que da la victoria por segura. Solo su tío Iturrioz prevé con lucidez el desastre que se avecina. Efectivamente, tras la rápida derrota, Andrés comprueba con amargura la indiferencia de los mismos que poco antes fanfarroneaban. Terminada la guerra, visita a Iturrioz para comentar la historia. Su tío insiste en la mediocridad moral e intelectual del español, incapaz de autocrítica.
II. Los amigos
Andrés se reencuentra con antiguos compañeros de universidad como Montaner, que tampoco han triunfado. Montaner le habla mal de su amigo Julio Aracil, ahora medico ambicioso y sin escrúpulos. También se encuentra con Fermín Ibarra, que sigue sus inventos. Ibarra se muestra muy crítico con la mediocridad española, incapaz de apoyar la innovación. Andrés coincide con él en la falta de ambición y conformismo imperantes, que impiden cualquier avance. Ve en todas partes la figura del «chulo» soberbio e inculto.
III. Fermín Ibarra
Andrés se reencuentra con Fermín Ibarra, antiguo estudiante enfermizo transformado ahora en un hombre fuerte e innovador. Fermín le habla de sus inventos avant-garde y de su frustración por la incomprensión que encuentra en España hacia sus modernos proyectos. Se muestra muy crítico con la ignorancia, envidia y petulancia que observa en su país. Pronto se marcha a Bélgica y le escribe contándole sus éxitos allí. Andrés no se sorprende, pues en España falta ambiente para la ciencia aplicada. Envidia la decisión de Ibarra de marcharse.
IV. Encuentro con Lulú
Andrés se cruza inesperadamente con su antigua conocida Lulú, que le recrimina su olvido. Quedan para verse en un café con su madre. Allí Lulú le cuenta que gracias a Julio Aracil se casó con un rico admirador y ahora tiene un próspero negocio de lencería. Lulú habla con admiración de la habilidad de Julio para conseguir dinero y contactos. Cuenta cómo el cínico Aracil rompió su compromiso con la hermana de Lulú al encontrar una novia rica. Andrés no se sorprende de la venalidad de su antiguo compañero.
V. Médico de higiene
Tras meses sin trabajo, Andrés consigue ser médico de higiene encargado de reconocer a las prostitutas que acuden al registro policial. Este trabajo miserable acrecienta su misantropía y desprecio hacia la sociedad corrupta e hipócrita. Detesta verse obligado a ser cómplice de la explotación de estas mujeres. El ambiente sórdido y las conversaciones con ellas aumentan su pesimismo sobre la naturaleza humana. Muchos proxenetas gozan de protección oficial. Andrés sueña con la destrucción purificadora de un incendio o una epidemia.
VI. La tienda de confecciones
Hurtado visita la tienda de Lulú después de un mes y se sorprende al descubrir que Lulú es ahora una próspera propietaria. Conversan y Lulú le menciona que Julio le contó un comentario despectivo que Andrés hizo sobre ella en el pasado. Andrés admite haber dicho algo ofensivo. Posteriormente, se reúnen en el café de la Luna y Andrés descubre que un farmacéutico está interesado en Lulú. Andrés y el farmacéutico discuten sobre Lulú, y Andrés opina que es una mujer cerebral, lo que hace que no sea adecuada para casarse. Más tarde, Andrés critica la actitud desdeñosa de Lulú hacia el farmacéutico y le aconseja ser más comprensiva. La conversación se vuelve tensa, y Andrés expresa su desdén por las acciones de algunas mujeres.
VII. De los focos de la peste
Andrés se sienta en un bar mientras conversa con Lulú. Andrés se muestra preocupado por su trabajo en el que investiga burdeles y casas de prostitución. Ha recibido una carta anónima que denuncia terribles condiciones en una de estas casas. Andrés describe la crueldad y explotación que sufren las mujeres en estos lugares, así como la complicidad de las autoridades y la policía. Lulú muestra compasión por las mujeres y sugiere que Andrés deje su trabajo, a lo que él responde que eventualmente lo hará.
VIII. La muerte de Villasús
Andrés deja su trabajo debido a una supuesta enfermedad y se convierte en médico de «La Esperanza», una sociedad que atiende a personas pobres. Realiza visitas agotadoras a barrios marginales, enfrentando la ira de los pacientes. Andrés experimenta una creciente frustración y cólera hacia la sociedad. Encuentra consuelo en la compañía de Lulú y su madre durante paseos nocturnos. En una visita a un paciente poeta loco, Villasús, Andrés confirma su muerte, mientras un grupo de bohemios se comporta de manera extravagante. Luego, el coche fúnebre llega y se lleva el cadáver, y Andrés sale de la casa sintiendo desdén por la situación.
IX. Amor, teoría y práctica
Andrés visita a Lulú en su tienda de confecciones y discuten teorías sobre el amor. Andrés expone su idea de que el amor es una mezcla de instinto fetichista y sexual. Más tarde, Andrés nota la presencia de un joven militar en la tienda que es primo de Lulú, lo que le hace sentir celos. A pesar de sus sentimientos, Andrés sigue visitando la tienda de Lulú y finalmente le declara su amor. Lulú admite que también lo ama y le pide que no la deje.
Séptima parte: La experiencia del hijo
I. El derecho a la prole
Andrés visita a su tío Iturrioz para hablar sobre un dilema moral. Andrés conoce a un hombre joven con problemas de salud y una novia frágil y nerviosa. Este hombre le pregunta a Andrés si debería casarse, y Andrés se siente indeciso sobre qué consejo darle. Iturrioz argumenta que la única garantía de tener una descendencia sana es la robustez de los padres y que engendrar hijos enfermizos es un crimen. Andrés está de acuerdo y le confiesa a Iturrioz que el artrítico que se casará es él mismo.
II. La vida nueva
Andrés se casa en la iglesia a pesar de no preocuparse mucho por las formalidades, y encuentra un trabajo como traductor de artículos médicos. La pareja se muda a una casa en la que Andrés acondiciona una habitación para ser su lugar de trabajo. Disfrutan de una vida tranquila y armoniosa, pero Andrés teme que la felicidad sea efímera y siente que su entorno y conocidos envidian su relación. A pesar de las apariencias, su amor es genuino y sin segundas intenciones.
III. En paz
Andrés y Lulú han estado casados durante varios meses y su matrimonio es pacífico. Andrés disfruta de una sensación de tranquilidad y bienestar físico, lo que le permite realizar con éxito investigaciones médicas. Lulú y Andrés se llevan bien, pero tienen diferencias en cuestiones de higiene y alimentación. Andrés le da todo su dinero a Lulú, quien sigue trabajando en su tiendecita. Aunque se llevan bien, Andrés siente una inquietud sobre la posibilidad de tener un hijo. Finalmente, Lulú se entristece por no quedar embarazada, y cuando finalmente lo logra, Andrés se angustia debido a las complicaciones emocionales que enfrentan. Su preocupación aumenta a medida que avanza el embarazo de Lulú y su salud mental se deteriora. La madre de Lulú y un médico joven complican aún más la situación, y Andrés recurre a la morfina para lidiar con su angustia. A pesar de todo, Andrés encuentra consuelo en su trabajo científico.
IV. Tenía algo de precursor
Lulú llega al término de su embarazo con un vientre muy grande. Durante el parto, Lulú sufre mucho, y el médico amigo de Hurtado es llamado para ayudar. Desafortunadamente, el niño nace muerto debido a complicaciones con el cordón umbilical. Lulú también sufre una hemorragia y queda en un estado grave de debilidad. Finalmente, en el tercer día después del parto, Lulú fallece. Andrés, devastado por la pérdida, se suicida con veneno. Los médicos y Iturrioz discuten si los procedimientos médicos modernos son perjudiciales en casos como este.
Análisis de personajes del Árbol de la Ciencia
Andrés Hurtado:
Andrés es el protagonista de la novela. Es un joven que comienza a estudiar medicina en la Universidad de Madrid a finales del siglo XIX. Procede de una familia acomodada pero disfuncional. Es hijo de don Pedro Hurtado, un hombre egoísta y arbitrario con el que discute constantemente. Andrés es un chico solitario, pensativo y algo depresivo tras la muerte de su madre. Busca encontrar una orientación y sentido para su vida. Se muda a un cuartucho en el ático para independizarse. Allí lee novelas, estudia y fantasea. En la universidad traba amistad con sus compañeros Aracil y Montaner, aunque se siente distinto a ellos. Conoce a Lulú y otros personajes pintorescos de las clases bajas que le impactan con sus historias. Pasa a ser interno en el hospital, donde adquiere escepticismo sobre la medicina. La enfermedad de su hermano Luisito le angustia enormemente. Tras terminar la carrera, se debate entre ejercer de médico rural o buscar otro camino. Lee filosofía en busca de respuestas. Es un idealista que choca con la cruda realidad.
Don Pedro Hurtado:
Don Pedro es el padre autoritario y egoísta de Andrés. En su juventud fue un hombre galante y vividor que malgastó dinero. Ahora es un hombre petulante, arbitrario y déspota que dirige la casa de los Hurtado de forma egoísta.
Gasta grandes sumas en lujos y caprichos para él, mientras el resto de la familia vive con estrecheces. Tiene ideas retrógradas y desprecia a pobres y obreros. Disfruta humillando a su hijo Andrés, con quien está en permanentes discusiones por sus ideas enfrentadas sobre política, religión y moral.
Siente predilección por sus otros hijos Alejandro y Luisito. Considera que Andrés es un rebelde al que hay que doblegar. Sus favoritos son los más sumisos ante su voluntad. Muestra simpatía solo por gente marginal y poderosa. Detesta la honradez de los humildes.
Lulú:
Joven trabajadora y vecina de la casa de Andrés. Es una chica inteligente, mordaz y cínica fruto de una infancia con grandes carencias afectivas y materiales. Desde niña tuvo que trabajar para colaborar en la precaria economía familiar.
Trabaja actualmente largas jornadas como costurera para mantener a su familia. Está completamente desengañada de la vida y la sociedad, lo que le lleva a un estado depresivo. Cuenta sus ideas pesimistas y anarquistas a Andrés con gran lucidez.
Sueña con escapar de su sórdido entorno. Detalla sus extrañas manías psicológicas producto de sus carencias infantiles. Está obsesionada con morir joven, idea que repite a Andrés constantemente.
Margarita:
Hermana mayor de Andrés. Es una joven responsable y sacrificada que intenta mediar en los constantes conflictos entre Andrés y su padre. También cuida abnegadamente de su hermano Luisito cuando éste enferma.
Trabaja duramente en labores domésticas para sacar adelante el desequilibrado hogar de los Hurtado. Es muy maternal con Andrés y Luisito, a quienes profesa un gran cariño.
Cuando Luisito enferma de tuberculosis, Margarita se traslada con él a Valencia buscando un clima más saludable. Allí mejora su aspecto y salud hasta la trágica muerte de Luisito, que la sume en una gran depresión.
Luisito:
Hermano pequeño de Andrés, de constitución enfermiza. Andrés siente adoración y un instinto protector exagerado por él. Teme constantemente que le ocurra algo malo.
Cuando Luisito enferma de tuberculosis, Andrés hace todo lo posible por curarle, sufriendo grandes angustias. Luisito empieza a mostrar una imaginación exaltada propia de su enfermedad.
Es llevado a Valencia buscando un clima beneficioso, pero su salud sigue deteriorándose hasta que finalmente muere, sumiendo a Andrés en una profunda tristeza.
Aracil:
Compañero de estudios de Andrés. Es egoísta, mezquino y oportunista, pero con gran sentido práctico e inteligencia natural. Logra aprobar sin apenas estudiar.
Le gusta dominar y utilizar a los demás en beneficio propio. Menosprecia a los estudiantes de provincias. Quiere medrar social y económicamente a toda costa.
Se burla de las ideas idealistas de Andrés, al que intenta convertir en un cínico hombre de mundo como él. Andrés oscila entre apreciar su racionalidad y rechazar su amoralidad.
Montaner:
Otro compañero de Andrés. Al principio discuten por sus diferentes ideologías políticas, pero luego hacen buena amistad. Tiene una personalidad débil y se deja influir por sus amigos.
Aburrido del estudio, acaba abandonando la carrera para dedicarse a cortejar a una vecina suya. Representa la tendencia evasiva y poco comprometida de la juventud burguesa de la época.
Su relación con Andrés pasa por distintas fases, desde la hostilidad inicial a una gran amistad finalmente rota por el abandono de los estudios de Montaner.
Doctor Iturrioz:
Tío de Andrés y su contrapeso intelectual. Es un hombre educado pero muy escéptico, sin grandes ideales. Trabaja como médico militar pero ya está retirado.
Vive volcado en sus aficiones intelectuales y sus plantas de la azotea, aislado. Debate sobre filosofía con Andrés, al que critica por interesarse por pensadores alemanes idealistas como Kant o Schopenhauer.
Cree que tales pensadores alejan a su sobrino de la realidad. Representa el escepticismo vital y la resignación ante lo inevitable. Para él, intentar cambiar el mundo es una locura quijotesca.
Comentario de texto: El Árbol de la Ciencia
Siempre hacemos nuestros comentarios de texto con este formato para que los uses como orientación para tus comentarios.
Autor y época literaria
«El Árbol de la Ciencia» es una novela escrita por Pío Baroja, un destacado autor español perteneciente a la llamada «Generación del 98». Publicada en 1911, esta obra se inscribe en un contexto literario y social marcado por una profunda crisis moral y política en España, resultado de la derrota en la Guerra Hispano-Estadounidense y la pérdida de las últimas colonias. Pío Baroja es conocido por su estilo realista y su enfoque crítico hacia la sociedad y la condición humana, y su obra ha dejado una huella significativa en la literatura española del siglo XX.
Texto y obra
«El Árbol de la Ciencia» es una novela que narra la vida de Andrés Hurtado, un joven médico que lucha por encontrar su lugar en un mundo marcado por la falta de valores y la desilusión. La historia se desarrolla en la España de principios del siglo XX, un país que afronta una serie de cambios y tensiones sociales y políticas. El personaje principal, Andrés, es un reflejo de la inquietud y el desencanto que caracterizaron a la Generación del 98. A lo largo de la obra, el lector acompaña a Andrés en su búsqueda de sentido en una sociedad que parece carecer de dirección moral.
Género literario
«El Árbol de la Ciencia» es una novela que se enmarca en el género realista. Baroja utiliza una narración en tercera persona para explorar la vida y la psicología de su protagonista, Andrés Hurtado. El realismo literario busca reflejar la realidad tal como es, y en este caso, la novela se convierte en un espejo crítico de la sociedad de la época. Baroja utiliza su estilo realista para escrutar la vida de Andrés desde su juventud hasta su madurez, y examina sus luchas y dilemas éticos en profundidad.
Forma
La narrativa de Baroja se presenta en tercera persona y sigue a Andrés Hurtado a lo largo de su vida, desde sus años de estudiante de medicina hasta su carrera profesional. El autor utiliza diálogos y monólogos internos para revelar los pensamientos y sentimientos del protagonista, lo que permite al lector comprender su evolución y las tensiones morales y filosóficas que enfrenta.
En cuanto a figuras literarias, Baroja emplea descripciones detalladas y metáforas para crear un ambiente evocador y transmitir emociones. Su estilo directo y claro subraya la crítica social y la introspección de los personajes, en lugar de recurrir a una prosa adornada. Este enfoque literario sirve para resaltar la sinceridad y la franqueza con las que se abordan los temas fundamentales de la novela.
Contenido
El tema central de «El Árbol de la Ciencia» es la búsqueda de significado en un mundo marcado por la falta de valores morales y la confusión ética. La novela aborda una amplia gama de temas, incluyendo la educación, la ciencia, la religión, la política y la alienación en una sociedad en crisis. La historia se divide en varias partes que siguen la evolución de Andrés, desde su formación como médico hasta su lucha por encontrar un propósito en la vida.
La trama de la novela se desarrolla de manera cronológica y lineal, lo que permite al lector acompañar el crecimiento y desarrollo del protagonista a lo largo del tiempo. La historia se compone de una introducción que establece el contexto social y personal de Andrés, un desarrollo que explora sus experiencias educativas y profesionales, y un desenlace que revela el resultado de sus luchas internas y externas.
Conclusión
«El Árbol de la Ciencia» es una obra literaria profundamente significativa que refleja las inquietudes y dilemas de la Generación del 98 en España. Pío Baroja utiliza un estilo literario realista para explorar la vida de su protagonista, Andrés Hurtado, y su búsqueda de sentido en un mundo convulso y desorientado. La novela es una crítica profunda de la sociedad de la época, así como una reflexión introspectiva sobre la ciencia, la educación y la moralidad.
Personalmente, considero que «El Árbol de la Ciencia» es una obra que ha resistido la prueba del tiempo y sigue siendo relevante en su crítica de la condición humana y la sociedad. Baroja ofrece una visión sincera y cruda de la España de su época, lo que hace que la novela sea una lectura valiosa y reflexiva. Además, su estilo literario directo y su capacidad para explorar las complejidades de la mente humana hacen que la obra sea una contribución significativa a la literatura española.
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